miércoles, 21 de julio de 2021

Pancho, DEP…

Pancho, in memoriam 

Esta tarde tu primita JARA y otros amiguitos han salido a tu encuentro🌈🐾🐾🐶🐾🐾💕💞

Jugando juntitos para toda la eternidad💫🙏🙏🙏🙏

15 mayo 2006 - 21 julio 2021



2006,  año que pasará a la historia de nuestra familia como annus horribillis. Pero es también el año de la llegada de Pancho a la vida de Rosa.

Pancho era un cachorro precioso, como una bolita de algodón que provocaba tenerlo en brazos y acurrucarlo de forma casi constante. Sin embargo, ya desde entonces despuntaba un fuerte carácter, tanto que cuando se le alzaba en brazos comenzaba a protestar enérgicamente y había que dejarlo en el suelo con inmediatez. Por aquel entonces, el estilo de vida que Rosa llevaba lo hacía adecuado para tener una mascota.

Cuatro años y unos meses después, en febrero de 2011, la vida de Rosa dio un drástico giro y, con ella, también la de Pancho. Un traslado de casa que marca el comienzo de una nueva etapa en la vida de ambos: ahora su "manada" son ella y él. Las dificultades no se hicieron esperar y comenzaron a revelar el auténtico carácter del perrito. Tomó el liderazgo de su "manada", una manada de dos. Y ejercía de tal, de manera más acusada en la calle, llevándolo al extremo: se mostraba permanentemente en estado de alerta, con un comportamiento tan desafiante y protector como asfixiante hacia su ama. La vida de ambos dejaba poco espacio al relax y sociabilidad, de manera que los momentos de tranquilidad se fueron haciendo cada vez más infrecuentes. No obstante, Rosa seguía cuidando de Pancho con la misma dedicación de siempre, a pesar del alto precio que paulatinamente la situación se iba cobrando. En un callejón sin salida, en otoño de ese mismo año decide contratar los servicios de un adiestrador en un intento deseperado por modificar los comportamientos inadecuados de su mascota.

En febrero de 2017 Rosa se prejubila, lo que se traduce en más tiempo libre que, una vez más, vuelve a ser para Pancho. En agosto de ese mismo año, le diagnostican fibrosis pulmonar, una enfermedad crónica y de avance irreversible que irá empeorando poco a poco la salud de su perrito. Rosa no escatima nada para él, nunca lo hizo y menos ahora. Ella vive este cambio con angustia y preocupación pero sin dejar de tener claro que hará todo lo que esté a su alcance para que él esté lo mejor posible, aunque esto le suponga un gran esfuerzo y un mayor sacrifico.

El 25 de octubre de 2019 Pancho empieza a dar signos de estar malito. Al día siguiente, 26 de octubre y, como de costumbre, le lleva enseguida a su veterinario. Hay que llevarlo a urgencias rápidamente: se ha tragado un hueso de melocotón que se le ha quedado atascado en el duodeno. Su vida corre peligro, por lo que hay que operarle sin dilación para pueda salvarse.

En febrero de 2020 Rosa alcanza la tan esperada y merecidísima jubilación. Pero lejos de poder disfrutarla en plenitud es Pancho quien absorbe TODO su tiempo y energía.

El 14 de marzo de 2020, y ante la pandemia que arrasa al mundo entero, España entera es confiada por la situación de crisis sanitaria provocada por el COVID-19. Sin embargo, para Rosa el confinamiento había comenzado muchos meses atrás, dedicándose a su perrito en cuerpo y alma sin descanso, incluso olvidándose de ella misma. El día a día va haciéndose cada vez más insostenible por todo lo que el perrito demanda. Este período excepcional de la pandemia se convirtió en otra prueba de fuego que Rosa superó digna y admirablemente.

En noviembre de 2020 llega una nueva dificultad: tumor maligno en la patita derecha trasera, según los veterinarios, muy agresivo. A la numerosa medicación e infinitos cuidados del perrito se añade ahora el hipnótico para mantenerle en el mejor estado posible. Rosa está cada vez más agotada física y mentalmente, está llegando a su máximo límite...

Julio de 2021. A pesar la multitud de cuidados, de todo tipo, y de la dedicación que Rosa le profesa a Pancho, su salud experimenta un acelerado empeoramiento, comenzando a dar evidentes señales de que el final está ya próximo, haciéndose necesaria la decisión de dormirle definitivamente. No cabe duda, es el momento...



El tiempo se lleva casi todo pero no los momentos vividos, no las emociones…El tiempo retiene los recuerdos, se queda…

Hermana, los dos últimos tercios de la vida de Pancho he sufrido en silencio viéndote infeliz con tu mascota. El paseo diario se convertía en sinónimo de tensión y de huida. Su carácter no solo no favorecía la socialización con sus congéneres, sino que hacía imposible cualquier intento de acercamiento de los mismos. El aislamiento crecía exponencialmente entrando en un bucle difícil de gestionar. Ese control también lo ejercía en casa, persiguiéndote y comprobando casi todos tus movimientos. Si bien es cierto que una de las diferencias interpersonales está en la valencia que damos a las situaciones que vivimos, en nuestra actitud, percibirte desdichada con tu perrito me ha llevado a desarrollar sentimientos ambivalentes hacia él. Tal vez sea ese el motivo por el cual no supe reaccionar adecuadamente para quedarme contigo en la clínica hasta el último momento. Lo siento mucho, tanto que me produce un gran sufrimiento no haberlo hecho mejor. Una herida que ahora he de curar. Me hubiera resultado muy sencillo verlo con tan solo pedírmelo...


Rosa, soy Pancho, tu primer y único perrito, el más afortunado de la tienda el día que nuestras vidas se encontraron. Si hablara te diría infinitas gracias por cuidarme tan maravillosamente bien, sobre todo teniendo en cuenta mi difícil carácter. Mi instinto de protección ha llegado a agobiarte, tan solo quería cuidar de mi manada. Quizá lo entendí mal. Yo estoy en la gloria, gracias también por llevarme hasta ella en el momento adecuado. Ahora te toca disfrutar a ti, se acabó tu “confinamiento”. Y te pido un deseo, es mi voluntad: cuídate físicamente, con el descanso, la alimentación y algo de actividad física, y mentalmente, realizando actividades que fomenten la socialización. Comienzas una etapa todo lo maravillosa que tú decidas que sea.

Rosa, tienes alma de cuidadora. Tú sí que has sido una auténtica COMPAÑERA DE VIDA. Me has dado lo más valioso que tiene una persona: tu TIEMPO. GRACIAS. La mención de honor es para ti, no es mía. Ahora de un modo más tranquilo para  ambos  continúo estando en casa contigo. Seguiré protegiéndote desde el cielo.

Poderoso
Alerta
Nevado
Cauto
Hegemónico
Obstinado

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